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jueves, 26 de julio de 2007

Me fui


Me fui de vacaciones por tres semanas a España, a hacer tonterías como las de que se pueden ver en las fotos. Comeremos pulpos, bogavantes, bocadillos de calamares en El Brillante en Madrid, iremos a la playa en Gijón, caminaremos muchísimo, iremos a los Picos de Europa, al santuario de la Virgen de Covadonga y muchas otras cosas mas. Así que estaré un poco ocupado.

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martes, 24 de julio de 2007

El Sr. Críspulo y el Jabillo Mágico

Se movía frenéticamente, con mucha ansiedad, de un lado al otro, sintiéndose acorralado, su mirada profunda y sus grandes ojos desorbitados reflejaban terror. Intentando desaparecer de los fantasmas imaginarios que lo perseguían, repetía sin cesar: “Que no me descubran, por favor, vienen los perros, ayúdenme escóndanme, si no me matan”.

Era muy triste ver como una persona tan brillante e inteligente, podía sucumbir ante los enemigos ficticios que él mismo había creado dentro de su cabeza. Yo era solo un muchacho, catorce años tal vez, pero para mi era muy duro ver al Sr. Críspulo en esas condiciones, cada vez que tenía una de sus crisis, lo veía tan vulnerable y débil en su capacidad para enfrentarse a sus fantasmas, que me inquietaba, yo siempre le decía: “Métase detrás del jabillo”. Si el mismo gran jabillo centenario, el del tronco descomunal, que está en el patio de la Iglesia de Santa Rosalía en el Centro de Caracas, el sitio que frecuentaba el Sr. Críspulo.

El árbol es mucho más grande de lo que se ve, le decía para convencerlo, y él, sintiéndose sin ninguna posibilidad, se aferraba a la idea de su libertad, y viendo hacia todos lados, como asegurándose de que nadie lo viera ocultándose, se iba a la parte de atrás del gran árbol, y ya una vez allí, esperaba un poco a que pasaran sus enemigos y se calmaba de su gran agitación.

Al lado del Colegio El Pilar, quedaba la lunchería “El Marino”, donde yo siempre le buscaba agua para que bebiera y aliviara el desaliento de su gran batalla, luego mas sosegado se sentaba al pie del árbol y jadeante aún, nos contaba que le había pasado, algunos se aburrían de sus historias extremas y repetidas y se iban, pero yo siempre permanecía atento a su relato y le hacía un poco de compañía para que no se sintiera tan solo y desprotegido.

En sus cuentos decía: Los alemanes son implacables e invencibles, y hasta que no den conmigo no se van a quedar quietos, todos los días es lo mismo, yo se que un día se darán cuenta, están demasiado cerca, yo los he visto, he escuchado a sus perros ladrar y se que pronto darán conmigo, esos perros encontrarán mi rastro y me descubrirán para llevarme con ellos.

Un día recuerdo con claridad, que después de una de sus delirios persecutorios, le dije: “Sr, Críspulo, no se preocupe, si los alemanes y sus perros están tan cerca y no lo han encontrado en por algo”. ¿Si? Preguntó intrigado. Y no se de donde me salió decirle que ese jabillo era mágico, de inmediato con expresión de asombro y curiosidad repreguntó: ¿Por qué? Bueno, por la sencilla razón, de que cada vez que los alemanes llegaban cerca, él quedaba totalmente protegido por el árbol y nadie que tuviera mal corazón era capaz de conseguirlo. ¿Y los perros? Que pasa con ellos. Los perros son tontos, pues nunca han encontrado su rastro y además son miedosos, no se acercarán al árbol mágico porque en sus pies orina el gran perro negro del taller de al lado, al que todos los perros temen por la fuerza de su olor. Así que no hay nada que temer, lo mas seguro es que algún día desistan de buscarlo, y se regresen al lugar del que vinieron.

El Sr. Críspulo era una persona mayor, de origen europeo, elegante e interesantísimo, no era un indigente como muchos creían, ni nada que se le pareciera, siempre estaba limpio y bien vestido, no bebía, era un enfermo mental, que eventualmente deambulaba por los lados de la Iglesia de Santa Rosalía. Todos lo querían y lo respetaban mucho, pero empezaron a dejar de tomarlo en cuenta, al empezar a profundizarse sus crisis y manías persecutorias.

Y un día, así de la nada lo dejamos de ver, les confieso que me entró una gran inquietud, sentí un gran hueco en la barriga, cuando en mi mente vi, como en una película en cámara lenta y en blanco y negro, el desarrollo de su captura a manos de los alemanes y sus perros que lo persiguieron implacablemente por años, cuando él, confiado e inocente, se alejó mucho del jabillo mágico.

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domingo, 22 de julio de 2007

The fight in the jungle


He estado con una falta de musa que ni les cuento, en estos últimos días, por mas que trato no me salen mas de tres palabras juntas, y si me salen, no me quedan bien.

Ante tamaña falta de inspiración, aunado a la gran cantidad de cosas por hacer, entre ellas, el inminente viaje a España; para que no crean que me he olvidado de mis muy apreciados siete lectores que tengo en mi "Peor es Nada", he recurrido a la creatividad de una de mis dos mejores creaciones, mi hijo Daniel, que me hizo este dibujo especialmente para ustedes y que además autografió con mucho cariño.

En la obra de nombre "The fight in the jungle", se pueden apreciar diferentes tipos de "aliens"; hay una casa con piernas; un "alien" al que se le salió el zapato derecho; una jaula con cara, en la que hay un monstruo preso por malo; diferentes tipos de explosiones, entre ellas varias bombas de risa, por eso los "aliens" de la derecha están muy alegres; hay también caramelos en el aire; y una gran pirámide en la que está preso el peor monstruo de todos.

Gracias Daniel por tu gran colaboración para la creación de este post, tú eres un gran creativo de la ciencia ficción.

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jueves, 12 de julio de 2007

Tres foticos

En estos días tomé varias fotos, comparto aquí con ustedes tres que me gustaron, a ver que les parecen.

Gotas
© Miguel Pinto

Rosa Naranja
© Miguel Pinto

Asomadito
© Miguel Pinto

domingo, 8 de julio de 2007

Celebrando

El miércoles me tropecé con Luciano, del restaurante italiano, uno de los pocos amigos que tengo en estas latitudes, con quien comparto muchos ratos, cafés fuertes y conversaciones amenas e interesantes. Claro también me toca a veces escuchar sus quejas. Recientemente se fracturó el brazo, aún se le hincha y le duele. Pero esto no es todo, pues también me calo como un santo, las catarsis de sus ansiedades, por haber él dejado hace poco el cigarrillo, esto ya es bastante, pero por los amigos se puede hacer cosas así y a veces hasta peores.

El caso es que nos alegramos mucho por el reencuentro casual, teníamos casi dos semanas sin vernos, me invitó a comer, y yo contentísimo, pues siempre que me invita, se luce creando platos exquisitos, no es de dudar, tomando en cuenta que el es uno de los chef mas importantes de la ciudad. De solo pensarlo empecé a sentir un torbellino de emociones gustativas que me sacudieron el cerebro.

Seguro que abriría una botella o dos de buen vino y pasaríamos una velada sabrosa y entretenida. Le dije, como no Luciano, claro que si, pero primero tengo que pasar por la casa y luego vengo de etiqueta. Eso, me salió espontáneamente del alma. Y así fue, me lo tomé en serio, y mientras iba rodando hacia la casa pensaba, me pongo el flux azul marino de lino y la corbata nueva, azul celeste de lunares rosados, me vestí como para buscar trabajo. Lo que pasa, es que me estaba debiendo varias celebraciones personales, y esta era una buena oportunidad para hacerlo, en un ambiente apropiado y con un buen amigo.

Me vestí de gala, hasta me calcé esos zapatos italianos que tanto me gustan y que suenan con cada paso, para que se enteren que andas por allí, colonita de la del día del padre y voilá listo. Me sentía muy bien, asistiendo a mi celebración privada bien trajeado. Tomé la moto y velozmente, emprendí viaje a degustar las sorpresas de mi amigo.

Al entrar de traje y corbata, me preguntaron que a donde iba, que si me iba a casar o estaba buscando un novia. Nada de eso, solo vengo a comer aquí. Nos fuimos al bar y Luciano abrió una botella de Chianti Classico San Fabbiano Calcinaia, exquisito, dos copitas allí y nos fuimos a la mesa. Al momento, llegaron los crostini, de noble pan mil granos casero, tostado, con cubitos de tomates cherry, trocitos de tomates secos, albahaca fresca, mozzarella de búfala, aceite de oliva de primera prensada y vinagre balsámico de Módena de doce años, esto no podía ser mejor como entrada.

¡Un poco mas de vinagre!, le pedí al amigo Pantera, quien veloz se acercó y al girar la botella, salieron disparadas dos gotas gordas del oscuro elixir, y Murphy mediante, una terminó en el cuello de mi camisa y la otra concluyo su vuelo, aterrizando en el medio de uno de los lunares de mi corbata de estreno, dejando una mancha circular indeleble, pero no importa, aunque se que la corbata era irrecuperable, no dejé que empañara mi celebración, me olvidé de inmediato del accidente y me dedique con intensidad y sin pausa a degustar los exquisitos pancitos con nombre propio.

Después de terminarnos el estupendo Chianti, pasamos a un blanco Frescati Superiore Villa Dei Preti del Lazio, no somos de vinos blancos, pero este estaba muy bueno.

Como primer plato, una ensalada con patas de king crab, pulpo, y vegetales crujientes, en un dressing de miel, nueces picadas, dille, aceite de oliva y balsámico. ¡Dios! esto era un deleite digno de ser disfrutado con detenimiento.

Finalmente, para coronar la cena, llegaron sendos platos de pargo al grill, en una cama de vegetales del huerto, sal marina de Cerdeña, cuatro pimientas, un toque de finas hierbas y velo de aceite de oliva. No hay palabras…

Al terminar de comer no quedaban razones para seguir con el vino blanco así que cambiamos a un tinto apto para la meditación. El anfitrión abrió con orgullo una botella de Amarone Monte Faustino del Veneto, lo tomamos con holgura, moviéndolo con calma y ritmo, para aliviar los rigores del encierro entre el cristal y el corcho, disfrutándolo a plenitud, como es debido. Me lo temía, me propuso un exquisito tiramisú, pero me tuve que negar, pues no podía seguir pecando preso de la gula.

Las razones para celebrar eran varias, la primera y no por eso la mas importante, es haber roto definitivamente la relación con mi socio anterior, de verdad que se siente uno muy bien, cuando te armas de razón y decides terminar con las cosas cuando no son lo que te esperabas, esto me ha hecho sentir muy liviano, orgulloso y contento conmigo mismo.

La otra es que el proyecto del nuevo restaurante va mejor de lo que se esperaba, y pronto estará abierto.

Otra cosa para celebrar son las calificaciones de mis dos hijos, Daniel de ocho años va muy bien en su colegio, así como Andrés que salió muy bien en su primer año de bachillerato, realmente existen otras razones pero por cábala me las reservo

En el periplo de celebraciones, que ya se empiezan a perecer a unas fiestas patronales, ayer tuvimos un mini blog meeting en la casa de los De Wekker- Calcines, del blog “Pasándola en Holanda” en La Haya, nos acompañó la amiga Laura, estupenda chica, inteligente y flamante escritora del blog Venezuela Descubierta, su esposo muy ameno, amigable y conversador, holandés que maneja perfectamente el español, quienes venían de Montecarlo, donde viven, nos deleitamos hasta la saciedad, con una estupenda parrilla, pinchos de pollo y de lomito, hamburguesas, chorizos, chistorras y yuquita, nos nutrieron opíparamente. De postre helado de vainilla con frutas y chantilli y para cerrar con broche de oro, unos estupendos cafés, con unas divinas barquillitas de chocolate, todo esto de las manos de las maravillosas Alejandra y María del Valle, mi esposa. La pasamos buenísimo, es que con esa compañía era imposible que fuera de otra manera, gracias por el buen rato.

De derecha a izquierda Juan Carlos, Alejandra, Laura y yo

Ahh se me olvidaba, otra buena razón para celebrar en grande, con flux y corbata, es que ayer 07/07/07, este “Peor es Nada” cumplió tres años.