
Desde que me vine a vivir a Holanda, nunca había necesitado tanto las vacaciones. Estas han sido muy especiales y me han dejado muy nutrido hasta las siguientes. La pasé muy bien, el reencuentro con familiares y amigos, me deja un buen sabor de boca que perdurará por mucho tiempo; lo ideal hubiera sido no tener que habernos separado, pero no todo puede ser tan perfecto.
Fuimos en carro desde Holanda hasta Gijón, el viaje fue de lo mejor, salvo en Paris, pasar por su periferia en hora pico, nos tomó tres horas y media de tráfico, al mejor estilo de la Autopista del Este en Caracas.
Gijón es una estupenda ciudad del norte de España, con mucha vida, una playa muy concurrida, con un mar demasiado frío para mi gusto, pues a pesar de mis casi tres años aquí, sigo manteniendo internamente la temperatura cálida del trópico. En esta playa muchas chicas y otras que no lo son, andan en topless, o sea con las pechugas al aire, esto suele ser muy entretenido para los turistas y también para otros que no lo son. Yo, de verdad, ya estoy curado de espanto, aunque debo confesar que a veces, se me va la mirada como a cualquier ser humano, que no esté reñido con la estética.
Me cansé de comer pulpo a la gallega, calamares fritos, mejillones picantes, morcillas de Burgos, callos a la madrileña, que comí a pesar del calor que hacía. No puedo olvidar las natillas, el arroz con leche, los piononos, con solo mencionar estos manjares se me hace la boca agua, me confieso esclavo de estos placeres.
Nuestro viaje nos llevó a Madrid, donde tenemos tía y primos, los más especiales del mundo. ¡Que alegría este reencuentro! No puedo dejar de mencionar el delicioso gazpacho de la Tía Ángeles y todo lo que nos hacía de comer. Luego, las tertulias alrededor de la mesa, todos reunidos, que ratos tan inolvidables. Aquí en Madrid nos encontramos con nuestro gran amigo Patón, pasamos un día con el, zapateamos el centro de la ciudad, almorzamos en una tasca buenísima que se llama “El Rocío” y después de haber comido opíparamente, con dos litros de sangría entre pecho y espalda, terminamos en el Corte Inglés, con aire acondicionado, como todo el mundo tomando café de lo mas rico.
Otros destinos de nuestro periplo, Riaza, pueblito muy bonito y tradicional cerca de Madrid, luego, en Zaragoza con 42°, visitamos a nuestra gran amiga Merche, hicimos el tour por el centro de la ciudad y la visita obligada a la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. También visitamos Toledo, sus preciosas callecitas, todo en esta ciudad es impresionante, con sus antiguas construcciones, las cuales algunas datan del 1200. Mis niños estaban en su salsa, en esta ciudad que recuerda tanto la época de los Caballeros, viendo las espadas del Señor de los Anillos y las de Brave Heart y otras mas. Por cierto la de Frodo es bellísima.
Otra cosa que hicimos con mucho placer fue apertrecharnos de libros, aquí en Holanda es muy difícil conseguirlos en español (todos tienen que ser solicitados por encargo) así que en el tiempo libre que tenía entre las comidas ;-) me dediqué a visitar librerías, nos trajimos todo un equipaje en libros, mas de 25. Mi esposa y yo los disfrutamos mucho, siempre tenemos un buen libro en la mesa de noche y leemos mucho, ahora ya se está sumando a la afición nuestro hijo mayor que acaba de cumplir 12 años.
Claro, como en casi toda historia, no todo puede ser color de rosa, y en este caso hubo dos eventos que entristecieron mucho el viaje. El atentado en Londres me estremeció, sin duda estamos asistiendo a una especie de barbarismo que sin razón alguna, ajusticia inocentes. Sin juicio, sin contemplaciones, sin segregación. Se asesina al vecino, al comunista, al cristiano, al musulmán, al chino y a tu propia familia, como en este caso, pues uno de los detenidos por colaborar en este atentado, perdió a una hijastra en el mismo, cosas de humanos, que cada vez entendemos menos. ¿Estará Alá de acuerdo en que se asesine en su nombre?
Increíble también me resulta el incendio de Guadalajara, vi el evento en vivo, a través de la TV española, desde el principio, e intuyendo la gravedad de lo que se avecinaba, no hacía más que preguntarme, que clase de desidia tenían los gobiernos autónomos vecinos, que no acudían con ayuda.¡ Ah no! ¡Resulta que si! Si llegaron a ofrecer ayuda, pero en una especie de orgullo socialista no la aceptaron, pues el primero que ofreció su ayuda fue el gobierno de Madrid y no es de la misma tendencia política de la comunidad afectada. 11 familias destrozadas por una estupidez muy propia del ser humano, una muestra más del barbarismo al que estamos asistiendo en este recién estrenado siglo 21. Esto me recuerda tanto a la imbecilidad de Chávez, el presidente de Venezuela, quién ante el desastre de Vargas de diciembre del 2002, donde oficialmente hubo mas de 30.000 personas entre fallecidas y desaparecidas, en un alarde de arrogancia comunista y anti-yankee, rechazó la ayuda de los Estados Unidos, después de encontrarse en varios buques, un contingente de personas y maquinarias en aguas venezolanas, prestas a ayudar en la recuperación del desastre natural.