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lunes, 25 de junio de 2007

El café de Filo

Mis papás eran italianos, de los que amaron profundamente a Venezuela y la defendían por sobre todas las cosas, ellos con agradecimiento vivieron, prosperaron y con alegría vieron crecer a sus hijos. Se integraron completamente al gentilicio, y claro, como es lógico, también trataron de mantener sus costumbres, sobre todo, las que tenían que ver con la comida, aunque les confieso que el mejor pabellón que me he comido en mi vida, lo hacía mi mamá, y evidentemente, también hacía la mejor pasta de todo el universo, sin que me quede nada por dentro, para dar prueba de esto, aún pululan muchos testigos por allí. Entre estas costumbres, una de las mas importantes era la de tomar buen café.

En mi casa el café tenía un ritual bellísimo y muy interesante, mi mamá se lo tomaba con mucha seriedad. En casa habían dos tipos de café, el de todos los días o el del café con leche para el desayuno, que casi siempre era El Peñón, pues ella decía que era el mejor por muchas razones, pero no les voy a hacer publicidad gratis a la marca. La verdad sea dicha, este café lo usábamos muy poco, porque casi nunca tomábamos café con leche. Luego había el otro, “el especial”, que mi mamá compraba, seleccionaba, mezclaba y tostaba en casa, para deleite de nosotros y de algunos vecinos también.

Así que los jueves o los viernes de cada semana, se preparaba para tostar otra perfecta “miscella” o mezcla. Para hacer esto, procedía a tomar cantidades diferentes de cada unos de los cuatro o cinco tipos diferentes de granos verdes de café, que eran muy difíciles de encontrar, estos granos eran guardados celosamente en un sitio fresco y en frascos no herméticos, pues el café siempre necesita respirar. Recuerdo ahora nombres como caracolito, arábica, robusta y medio. Luego esta mezcla era cuidadosamente revisada, corregida, limpiada de impurezas, e introducida por la boca de visita del tostador de café manual, que le había enviado mi abuela hacía mas de veinticinco años, que cuidaba con gran celo y que nunca debía ser lavado.

Tostar el café hasta su punto ideal, era un proceso delicado, que exigía la pericia y el conocimiento de una verdadera experta como lo era Filo. Para hacer esto, había que mover la manivela del tostador con ritmo constante, pero suave, vigilándolo constantemente para que no se pasara de tueste. Mientras este procedimiento tan meticuloso se llevaba a cabo, se desprendía un estupendo e inolvidable aroma, que impregnaba todo de alegría, carácter, familia, calidez y disfrute, y que permanecía adornando de filigranas la atmósfera cercana por horas, llamando la atención de los vecinos que disfrutaban el olor comentando, “Allí está Filo tostando su café”. Los más allegados, se atrevían a tocar la puerta, invitados por el persistente aroma y mi mamá encantadísima les preparaba un café bien fuerte y caliente como debe ser, apurándolos para que no se les enfriara. Mientras, ella colocaba con paciencia casi mineral, Gabo mediante, los granos recién tostados, cuidadosamente sobre un pliego de noble papel kraft para enfriarlo y secarlo en el patio, al aire libre.

Luego el café, al estar frío y sin moler era metido en otro frasco para su conservación y posterior consumo, la cantidad que se tostaba era suficiente para mas o menos una semana.

La segunda parte de este estupendo ritual, era que el café se molía al momento de prepararlo, ya desde ese instante empezaba el disfrute, pues con sólo moler el café, ya el ruido del molinillo eléctrico y el aroma a café recién molido eran una verdadera delicia, que servía de preámbulo, para luego, al tener en tus manos la taza de humeante café, alcanzar el cenit de un éxtasis casi lujurioso al tomártelo. Esa combinación de aroma e intenso sabor, desencadenaba una verdadera tormenta de placer en el cerebro, que aún recuerdo con mucha pasión, como pueden ver.

No hay palabras para describir la exquisitez de este elixir, así si provoca tomarse un café, no importa si da tanto trabajo, si el placer es como este. Filomena, mami bella, tú eras lo máximo.

Como dije en el post anterior. No me gustan los cafés suaves, nada de guayoyo, ni guarapo, ni agua de coleto.

“El café tiene que ser como el amor: Fuerte y caliente”

21 Comments:

Blogger Gabriela Da Costa said...

Uno de los primeros trancazos que el venezolano se lleva al salir de su pais, en mi opinion, es tomarse un cafecito en cualquier restaurant, cafe o donde sea.....al llevarse el primer sorbo a la boca se da uno cuenta que ya nada va hacer igual....usted lo ha dicho, mejor imposible, AGUA DE COLETO....y ni hablar del café con leche que es mi preferido...ESPUMA....NO HAYYYY...
SALUDOS

12:12 p.m.  
Blogger Waiting for Godot said...

Miguel, eres lo máximo, este Post me ha arrugado el corazón, tu sensibilidad llega a extremos inimaginables.
De todas formas pana, entre tu y yo, uno de los cafés que más he disfrutado en mi vida es el que tu hijo Dani me preparó en tu casa, supongo que ese amor por el café que tienes heredado por tu madre que era toda una maestra, lo lleva en sus genes mi Dani (perdóname el atrevimiento pero tu ya sabes como adoro a tu muchacho). Besotes Miguel.

1:52 p.m.  
Blogger Miguel Pinto said...

Arrepentida...Jamás !! Es cierto, es un verdadero trancazo cuando nos tomamos el primer café, en tierras extranjeras, agua de coleto y no mas, y espumita de verdad no hay. Un abrazo.

Waiting for Godot Pues déjame decirte que solamente tú y yo, hasta ahora, hemos sido lo únicos beneficiados con tomarnos un café hecho por el inefable Daniel, pues ni siquiera María se ha dado ese lujo.

Querida Waiting, con detalles así, trato de traspasarles a ellos la herencia de sus abuelos. Gracias Waiting y un mundo de cariño para ti.

3:02 p.m.  
Blogger Miguel Pinto said...

Waiting, además tu sabes que ese amor intenso que hay entre tú y Dani, es mutuo. Jejeje.

3:04 p.m.  
Blogger Oswaldo Aiffil said...

Michele! Bravo! He visto hacer esa mezcla y tostarlo aqui, en Cafè Arábica, pero nada como el calor de hogar, el savoir faire. Esta historia la copié y la envié a amigos italianos que, estoy seguro, vibrarán con ella. No esperaba menos de ti. Un abrazo!

3:07 p.m.  
Blogger Curiosa said...

Yo confieso no ser muy amante del cafe fuerte,pero...tampoco agua de coleto. En miami probé el cubanito (creo que es asi como se llama) que es sumamente fuerte,pero me gustó. Yo soy de tomar el café según mi estado de ánimo.
En fin que estaba yo aqui sentada humildemente con mi tacita de café y ya no me supo a fama de america,esto se convirtió en el café de Filo, en sus aromas, en su tómeselo rápido que se le enfría. Imagiée tu historia enraizada en las imagenes de El amor en los tiempos del colera, por aquello de las casas amplias con grandes patios por donde podía colarse el aroma del café de tu mamá.
¿Que más puedo decirte que ya no te haya dicho antes? Usted es un genio al invitarnos a entrar en su mundo y transportarnos con sus escritos como si hubieramos estado de expectadores en su vida.
Un gusto SIEMPRE leerte Miguel.
Un abrazo

3:11 p.m.  
Blogger Miguel Pinto said...

Gracias Oswaldo, es muy gratificante cuando uno recibe comentarios como este, de personas tan especiales como tú. Yo se que tú hubieras disfrutado mucho de un buen café en la casa de Filo, compartiendo con una buena conversación de esas que le gustaban mucho a mis viejos.

Un placer amigo, tus visitas siempre dejan algo más.

3:15 p.m.  
Blogger Miguel Pinto said...

Curiosa, muchas gracias, es un verdadero placer recibir tus visitas en este lugarcito, me encanta saber que pude transmitirte algo de ese sentir cotidiano del café de Filo, gracias por disfrutarlo. Un abrazo con mucho cariño.

3:18 p.m.  
Blogger Rosa said...

Casi pude sentir el olor, yo siempre tengo cafe en grano y molerlo es delicioso, pero claro me imagino la exquisitez que seria esa mezcla calculada y hecha con amor

3:46 p.m.  
Blogger IMAGINA said...

Miguel:
Esto que hacía MAMA FILO me resulta la secuencia completa de una buena película.
O mejor aún.
Ella toda merece un DOCUMENTAL.

Tu madre NO hacía café. Tu madre cada jueves, sin tu saberlo, te contaba una hermosa historia amor y tradiciones, y te enseñaba además, la importancia del ritual, el valor de la paciencia, la belleza del rigor y el placer del verdadero disfrute entre amigos y familia.
Filo, por tener hasta tenía nombre de buen café.

Gracias por hacernos soñar al amparo de de esas amorosas manos.
Un gran abrazo, Miguel.

4:55 p.m.  
Blogger J-oda said...

MIGUEL:

Me rindo al café a partir de tu historia. Hasta sentí el aroma que tienes guardado en tu subconsciente.

Ya lo dije donde Imagina: No tomo café.

Tampoco soy capaz de negarme a una tazita al lado de un amable brindis (Y siempre prefiero el con leche).

Tu eres un encanto chico. Brindemos por eso!

5:40 p.m.  
Blogger Waiting for Godot said...

AY DIOS MIO!!! Sí, me muero!!! Imagínate que privilegio que me hiciera ese cafecito y más privilegio que me ratifiques que el amor que siento por tu Dani es mútuo me hace tan feliz!!! :)

7:06 p.m.  
Blogger Victor Escalona said...

Definitivamente el café en Venezuela esta lleno de rituales. Una de las cosas que más recuerdo de mi niñez era tomar café con leche frío con "pan especial", único de Valle de la Pascua, no se si era una costumbre guariqueña o eran cosas de mi abuela Luisa.

8:37 p.m.  
Blogger Troka said...

Leyéndote hice memoria y encontré agazapado un recuerdo olvidado, cuando a la edad de 9 años "padecí" una tostadura y molienda de café en la hacienda de mi abuelo. Y digo que padecí, porque ese día amanecí enferma con un terrible dolor de barriga y aquel perfume del café impregnaba todo!!!
Sin embargo hoy lamento que todavía no hayan inventado internet con aroma para disfrutar de tu relato como se merece...jejeje
Un abrazo!

8:39 p.m.  
Blogger - JJ said...

Qué faena pero valía la pena! Eres genial relatando tus recuerdos, ese café me gustó, el aroma divino! Mi abuela decía cerrero es como se toma el café, eso quería decir, fuerte, amargo que te despierte y a trabajar!
Recordé esos instantes.

(suspiro)

Qué sabroso es compartir contigo!
Un abrazo y un beso!

9:05 p.m.  
Blogger El Trimardito said...

Todo un lujo tomarse una café como el de Filo.

Saludos!!

9:32 p.m.  
Blogger Morco said...

Que bonitos recuerdos y de que manera tan maravillosa los narra, casi me parecía poder oler el aroma del café recién molido :-)

La manera en que cuentas como tus padres se integraron en el gentilicio y defendían Venezuela sobre todas las cosas, me trajo el recuerdo del abuelo de mi esposa, que siendo de Valladolid amó Venezuela como a ninguna, recuerdo que durante el acto de graduación de su nieta en la UCV, alguien le pregunto de dónde era y el le respondió..." yo soy de Rubio" claro dicho con ese acento castizo que nunca perdió :-)

Un abrazo

5:34 p.m.  
Blogger Coco said...

Mmmm, que cafe tan mas rico!!
Sobre todo, hecho con amor de madre. Unico!!

Despues de poner este comentario, voy a pasar por la cocina para hacrme un cafe...gustas? Fuerte? En mi casa- SIEMPRE!

Bendiciones.

11:44 p.m.  
Blogger Katty Ka-Bum!!! said...

Diosssssss
Que rico, me provoco tomarme un cafecito, y yo no tomo cafe desde que tenia como 10 años, jejejejejeje

Que rico, me imagino que con solo imaginarlo se hace agua la boca!

Saludos Querido Miguel!

2:54 a.m.  
Blogger J-oda said...

(Permiso)

La sopa SI me gusta como el amor!

(Besitos)

2:16 p.m.  
Blogger Miguel Pinto said...

Rosa Tan es así, que yo aún soy capaz de evocar el aroma y el sabor de ese café tan especial, como si tuviera en mis manos una taza ahorita mismo, por allí dicen que la memoria olfativa es impresionante.

IMAGINA Mamá era una verdadera artista en todo lo que tuviera que ver con la cocina y esas cosas. Y es cierto, diste en el clavo, los jueves mamá nos enseñaba que cualquier cosa que se haga debe hacerse con amor y vocación. Gracias por soñar a partir del recuerdo mágico de mi Filo.

J-oda Si te hubiera conocido antes, me hubiera propuesto convencerte para que aprendieras lo que significa el gran placer de un buen café, entonces, te hubiera llevado a la casa de mi mamá y ella, alcahueta como lo era siempre, se habría confabulado conmigo para prepararte un mágico café despertador y hubieras caído inexorablemente en los placeres que proporciona el café, sobre todo el de Filo. Un beso por tu belleza y brindemos otra vez.

Waiting for Godot Jejeje y lo mejor de todo es que Dani es muy selectivo escogiendo a sus amistades. Un abrazo fuerte con todo mi cariño para un ser tan especial como tú.

Víctor Escalona Me imagino que debe ser riquísimo, a veces en mi época de estudiante, mamá me ponía un café con leche y unos panes deliciosísimos, a veces pan de leche y otras pan campesino, probablemente eso ya no exista.

Troka Si es cierto, pero creo que eso no debe estar muy lejos, tal vez para el próximo post así ya haya salido el Olorin v1.1 y así lo podrás disfrutar con aroma y todo. Gracias por pasearte por aquí.

JJ Si señorita. Fuerte y caliente como el amor. El sabor del café debe permanecer un buen rato en la boca impregnando todo el cerebro. Y yo te mando otro abrazo y otro beso.

El Trimardito Si lo hubiera probado te hubiera encantado, era famoso en toda la zona, y no miento, de verdad verdad.

Pancho Yo también recuerdo una manera jocosa que tenía mi papá de decir algo parecido, cuando le preguntaban que de donde era, el decía, yo nací en Italia pero soy mas venezolano que tú, si ¿y porque? Le repreguntaban, y el con gran sonrisa decía, porque como yo soy mas viejo, tengo mas tiempo viviendo en Venezuela que tú. Ciertamente, papá y mamá siempre tuvieron ese acentito italiano, pero de verdad amaron y agradecieron siempre la oportunidad de vivir en Venezuela. Un abrazo amigo.

Coco Espérame, que ya voy para allá, nos sentamos en esa mesa bonita de tú casa y nos tomamos ese cafecito exquisito hecho por ti, con cariño. Mis bendiciones y un gran abrazo.

Katty Ka-Bum!!! De verdad que era riquísimo, te apuesto que si lo hubieras probado te hubieras enganchado, jejeje. Un abrazo muy grande.

J-oda Primero, no tienes que pedir permiso para venir aquí, y segundo, estoy completamente de acuerdo contigo la sopa también tiene que estar como el amor. Un abrazo con gran cariño.

11:06 p.m.  

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